Existe una gran diversidad presente en los sistemas escolares, y esto en gran medida se debe a la pluralidad evidenciable en las etnias, religiones y culturas. La inclusión educativa y social conforma uno de los puntos claves en la eficiencia del aprendizaje, por lo que, en este artículo, vamos a revisar las razones más importantes que favorecen la adopción de este esquema a través de la EPT o educación para todos de una manera más global.
Cualquier persona, sin importar sus limitaciones, debe tener acceso a las mismas oportunidades de estudio, con procesos adaptados a sus habilidades o posibilidades, o al menos es lo que define esta filosofía. La perspectiva neurocientífica para una atención temprana es crucial y este Máster en educación especial es de los pocos que hemos visto que cumple con ello.
Es un tema bastante profundo y las diferentes aristas que involucra pueden ser recopiladas en un trabajo más extenso, por lo que, nos centraremos en los elementos de mayor importancia.
¿Cómo influye la inclusión social en la educación?
Para que una comunidad se desarrolle de manera exitosa e integrada, es necesario que todos los miembros que la conforman puedan interactuar en armonía y con un sentido de colaboración y cercanía. La globalización permite acceder a interacciones con personas de otras culturas, costumbres y razas; y estimular la empatía y el trabajo en equipo desde una edad temprana, optimiza el trabajo de los centros educativos.
El salón de clases constituye un espacio de formación en el que se requiere de patrones de interacción favorables para el estudiante, quien debe sentirse capaz de formar parte de su entorno. La educación inclusiva parte de la idea de generar una pronta respuesta ante las necesidades especiales de cada estudiante, haciendo que sea mucho más cómoda su experiencia cada día. El objetivo esencial es la reducción de la exclusión y los elementos que los puedan hacer sentir en condiciones especiales, que puedan despertar la incomodidad.
Un concepto que se ha venido idealizado con el paso de los años es el de diversidad, y en un entorno educativo, este término funciona perfectamente cuando entendemos que cada estudiante es capaz de aportar elementos valiosos a su entorno a través de ideas, experiencias y fortalezas. Muchos de estos aportes, pueden estar vinculados a la raza, orientación sexual, estatus socioeconómico, religión o ideologías que difieren del resto.
No todas las necesidades están vinculadas a una discapacidad, por lo que, es necesario abordar este tema con mucha delicadeza y tratarlo como necesidades educativas especiales que requieren de medidas y ajustes que habiliten a los establecimientos y casas de estudios, lograr la consolidación de resultados efectivos para el estudiante. Para conseguir cambios evidentes, el cambio debe ser radical, por lo que, las modificaciones en estrategia, enfoque, estructura y diseño de contenidos es elemental.
La demanda de especialistas
El ritmo de cambio que ha adquirido nuestra sociedad ha incrementado la demanda de profesionales en el ámbito de la educación especial. Es esencial que se manejen las herramientas y recursos diseñados especialmente para la atención de las necesidades de los estudiantes para que el plan pueda resultar en un éxito eventual.
Ante el incremento de la presencia de un alumnado con diversidad funcional, la oferta de estudio para formación de profesionales en este ámbito también ha incrementado. Nos encontramos frente a un paradigma educativo que ha venido cambiando de estructura para lograr un esquema que se centra en la educación inclusiva como un derecho.
Atender las necesidades especiales desde el desconocimiento puede generar resultados adversos, por lo que, el proceso de formación de docentes, terapeutas y pedagogos es algo que resulta crucial para que las demandas del sistema educativo actual puedan ser cubiertas sin contratiempos.
Un Máster de educación especial y atención temprana está diseñado con minuciosa precisión para aportar los recursos esenciales que parten desde la innovación y con intenciones de responder ante las necesidades de estudiantes con una gran diversidad funcional.
Como punto clave y de gran relevancia para la sociedad actual, este enfoque de profesionalización debe estar orientado a cubrir gran parte de las demandas de diferentes sectores de la sociedad, no solo enfocándose en el sector público, sino que también debe estar orientado a la capacitación en el sector concertado y privado.
Aportes de un profesional en Educación Especial
El docente, pedagogo o terapeuta es quien se encarga de que todo funcione de manera natural y fluida en el salón de clases. Antes de mencionar las razones que favorecen al aprendizaje desde la educación inclusiva, nos resulta pertinente mencionar cuáles son las claves que un profesional debe manejar una vez que completa su formación.
1. Será capaz de desarrollar recursos y actividades centradas en la cobertura de las necesidades especiales, con uso de la tecnología y diversas herramientas modernas.
2. Puede aplicar pruebas de detección. Estas permiten enfocarse en la atención temprana y diseñar una estrategia de abordaje en el entorno familiar y educativo.
3. La observación es una de las capacidades más desarrolladas de un profesional en educación especial. Debe ser capaz de detectar cuando hay dificultades en el aprendizaje o fallas en las áreas de desarrollo.
4. A través de las metodologías enseñadas en un máster especializado, el docente será capaz de aplicar metodologías inclusivas. Estas técnicas permitirán atender de una manera más general las necesidades de los estudiantes con mejores probabilidades de éxito.
5. A partir de los fundamentos básicos adquiridos en neuroeducación, el docente tendrá la capacidad de generar la atención necesaria, aplicando sus funciones como neuroeducador para la atención de las necesidades educativas especiales.
Partiendo de la información que hemos compartido hasta ahora, podemos centrarnos en los motivos que optimizan el aprendizaje cuando se adopta un esquema inclusivo en las aulas.
1. Enseñanza a la medida
Un docente que desarrolla su profesión desde un enfoque general, sabe que no puede centrar todo su esfuerzo en unos pocos. Cada estudiante tiene habilidades diferentes y la manera en que aprenden, y es completamente distinta en todos los casos.
La educación inclusiva tiene un fuerte fundamento en esta idea, pues es capaz de generar las estrategias correctas que permitan involucrar a todos sin que algunos se sientan desplazados o excluidos.
Cuando adoptamos aulas inclusivas, los educadores son capaces de diseñar las dinámicas adecuadas a la constitución del grupo de trabajo, aplicando técnicas y metodologías aprendidas para que el progreso sea generalizado y no se centre en unos cuantos.
En los salones de clase inclusivos, algunos maestros suelen separar a los estudiantes en grupos más reducidos, lo que permite adecuar las metodologías en función a las necesidades, lo que es conocido en el ámbito educativo como Educación Diferenciada.
Estos espacios cuentan con la posibilidad de interactuar con el entorno, y deben tener una distribución adecuada para que los estudiantes puedan desplazarse por el aula sin estrés y acceder a los recursos de trabajo con facilidad.
En un entorno ideal, muchas escuelas han comenzado a adoptar las pizarras interactivas, las cuales son capaces de promover el estilo sensorial, y ayudarlos a través de apoyos visuales que capturen su interés y puedan optimizar el aprendizaje en menor tiempo.
2. Se minimizan las “diferencias”
En las aulas inclusivas se tiene como principal objetivo acabar con los paradigmas de diferenciación. De hecho, se busca, en la mayor medida dentro de las posibilidades, que esta palabra no se aplique en el contexto racial, religioso o cultural.
Es una ventaja maravillosa poder lograr interacciones transparentes, naturales y fluidas entre individuos sin prejuicios o limitaciones, lo que edifica en gran medida la implementación de este modelo educativo inclusivo.
Existe una gran diversidad de estudiantes en las aulas, al poseer ideas propias, capacidades diferentes, hacen que se incremente el número de posibilidades fascinantes que pueden surgir al combinar los grupos de trabajo, haciendo que el aprendizaje sea mucho más participativo y comunitario.
En los espacios inclusivos se puede aprender un poco de cada uno de los miembros presentes, y compartir a través de charlas sus experiencias. Estas pueden mejorar la visión de algunos de sus compañeros, quienes, sin saberlo, ayudarán a otros a entender la vida desde otro enfoque, fortaleciendo lazos de amistad e integración.
3. Soporte igualitario
Basta con mirar al pasado y recordar cómo el modelo educativo tradicional, ya obsoleto, llevaba a cabo metodologías que podía ser excluyentes hasta cierto punto. Si un estudiante contaba con necesidades especiales, la solución era excluirlo y que fuera tratado por un especialista en un área especializada y alejado del grupo habitual.
Los resultados de esto dejan como conclusión una incapacidad de socialización, una personalidad retraída y muchos efectos contraproducentes desde el punto de vista emocional que dieran evidenciándose con el paso del tiempo. Esto es lo que ha llevado a implementar cambios en los espacios educativos de hoy en día.
La exclusión no es una solución para nadie, por lo que, un salón inclusivo es el espacio perfecto para la integración, diseñado para que todos puedan convivir de manera temporal sin sentirse limitados, restringidos o excluidos.
El trabajo en colaboración del docente con especialistas del habla o lectura que llegan al aula cuando se requiere de su presencia, es una estrategia favorable. Permite a otros estudiantes comprender el proceso por el cual deben pasar muchos, lo que ayuda a ser más empáticos y comprensivos.
Las recomendaciones que son capaces de compartir estos profesionales no solo se centran en los estudiantes con necesidades especiales, sino que, también proveen recomendaciones y sugerencias que generan estímulo y soporte para todos los miembros de la clase. visto de una manera más simple, aquellos estudiantes sin ninguna condición, reciben también cierto impulso de manera pasiva.
4. Incremento de las expectativas
Las aulas inclusivas están transformando la manera en que se trabajan los contenidos dentro del aula. En un formato clásico, los estándares de exigencia y las expectativas proyectadas son iguales para todos, por lo que, se espera que todos tengan el mismo nivel de atención y capacidad de respuesta ante los mismos estímulos.
La implementación de la educación inclusiva rompe de manera total con este esquema, ya que, no se puede compartir el mismo material o aplicar las mismas técnicas en un niño con necesidades especiales del habla con otro que cuenta con problemas de hiperactividad.
El proceso de selección para los grupos de estudio puede variar en función a la escuela, puesto que, se llevan a cabo procesos diferentes que se basan en selección aleatoria o análisis de los estudiantes para determinar cuál es el mejor grupo que puede aportar beneficios evidenciables en el estudiante con necesidades especiales.
Un estudiante con necesidades especiales que cuenta con el entorno adecuado para su aprendizaje genera mejores proyecciones por parte del maestro. Este se encargará y hará énfasis especial en la creación del mejor contexto para la integración del estudiante en su entorno y la aplicación de los conocimientos al contexto real.
5. Mejores probabilidades de adaptarse
La escuela nos prepara para enfrentarnos al mundo, o al menos es el enfoque fundamental del sistema educativo. Este concepto se mantiene invariable en la educación inclusiva, ya que, a través de la aplicación de las metodologías adecuadas, el estudiante con discapacidad o limitaciones tendrá la oportunidad de descubrir nuevas estrategias para superar estas barreras.
En un sentido bastante amplio, la inclusión educativa y social permite un mejor desarrollo y crea un entorno óptimo para la evolución del individuo para lograr la mayor autonomía y evaluación con el paso progresivo del tiempo.
A modo de resumen, podemos llegar a las siguientes conclusiones:
• Si se trabaja en un entorno inclusivo, los profesionales en educación pueden trabajar en colaboración con especialistas para lograr el cumplimiento de las metas trazadas en conjunto, y obtener resultados positivos en períodos de tiempo establecidos.
• Contar con profesionales aptos, les aporta mejores posibilidades a los estudiantes especiales de acceder al apoyo esencial para sentirse seguros, combinados y motivados a seguir evolucionando en sus actividades.
• Las aulas inclusivas no sólo generan aportes positivos en los estudiantes con necesidades especiales, pues permiten a sus compañeros acceder a valores sólidos de colaboración, comprensión y empatía. Así se genera un entorno mucho más favorable para la construcción de un espíritu colaborador y respetuoso.
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